martes, 1 de octubre de 2013

ROMANCE DEL DUERO DE GERARDO DIEGO



01-10-13
















Río Duero, río Duero,
nadie a acompañarte baja;
nadie se detiene a oír
tu eterna estrofa de agua.

Indiferente o cobarde,
la ciudad vuelve la espalda.
No quiere ver en tu espejo
su muralla desdentada.

Tú, viejo Duero, sonríes
entre tus barbas de plata,
moliendo con tus romances
las cosechas mal logradas.

Y entre los santos de piedra
y los álamos de magia
pasas llevando en tus ondas
palabras de amor, palabras.

Quién pudiera como tú,
a la vez quieto y en marcha,
cantar siempre el mismo verso
pero con distinta agua.

Río Duero, río Duero,
nadie a estar contigo baja,
ya nadie quiere atender
tu eterna estrofa olvidada,

sino los enamorados
que preguntan por sus almas
y siembran en tus espumas
palabras de amor, palabras.

Este poema de Gerardo Diego utiliza octosílabos, que riman en los versos pares, también podemos apreciar un emisor, que se dirige a alguien en concreto, en este caso al Duero, al que personifica en el verso 9.

El autor también hace uso de los rasgos metapoéticos, como comparar el discurrir del agua con una estrofa literaria, o el río como ejemplo a seguir de lo que quiere que aparezca en su poesía.

El poema es un romance, lo que influye a que en el propio poema se hable de los romances, como en el verso 11 "moliendo con tus romances".

Por último, el autor da por sentado que el receptor del poema debe conocer algunas cosas que menciona, como por ejemplo, por qué ciudades pasa el río Duero, dado a entender en el verso 21 "distinta agua", es distinta porque cambia de una ciudad a otra.

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